En el informe anterior habíamos señalado, con la mirada puesta en el 2024 y las elecciones presidenciales, que las denominadas primarias conducirían a una mayor fragmentación de las fuerzas opositoras. Sospechamos que no están planteadas para que ciertamente las oposiciones puedan presentar un candidato único, sino que se trata de una oferta, una engañifa dijimos alguna vez, que busca crear en la sociedad venezolana la sensación de un éxito próximo y de esa manera sepultar a aquellos que no participen en esa engañosa sugerencia para dirimir un problema político con un instrumento técnico.
En esas condiciones, en el 2024 se realizará un proceso en el que ni habrá candidato único ni cambio de gobierno. Se ha insistido en las potencialidades del oficialismo para resolver sus desencuentros internos. La experiencia les dicta que todo aquel que se enfrenta a la cúspide del gobierno termina en el ostracismo y ya nadie desea despedirse del poder y mucho menos estar sometido a la gélida mirada de El Gran Hermano. Cosa distinta ocurre en la acera contraria donde distintos actores esperan cualquier nimiedad para de inmediato construir obstáculos insalvables, pero también es cierto advertir que hay pensamientos y posturas azas espinosas que no facilitanacuerdos, aun potenciando el más elevado pragmatismo.
Por lo pronto, lo que se está instrumentando es una política que, por fortuna, acerca a los activistas de la vía insurreccional (G4+) a las formas democráticas buscando arrancar del imaginario colectivo el recuerdo de los dislates recientes.
Divisar el 2025
No resulta fácil para aquella dirigencia de oposición que entiende que el 2024 no habrá cambio político anunciarlo a la sociedad venezolana. ¿Cómo explicar que en las actuales circunstancias privan más los intereses personalistas que los de la sociedad? ¿Cómo anunciarle al país que deberá esperar otro período presidencial para poder aspirar un cambio de gobierno?¿Será posible convencer al país que después del 2024 sí estaremos en condiciones de satisfacer el tan anunciado cambio?
Son todas interrogantes difíciles de explicar, pero sobre todo se requiere de gallardía para anunciar a la sociedad una política que supone que, a mediano plazo, sí se superan las diferencias, se estará en condiciones de avanzar hacia un cambio político.
Ahora bien, el camino hacia el cambio no tiene por qué esperaruna elección presidencial. Las oposiciones deben buscar puntosde encuentro que le permitan ir ejerciendo influencias decisorias, para lo cual se requiere avanzar en:
• Construir una oposición cuya configuración no deje lugar a dudas de su carácter democrático. Es un imperativo extirpar cualquier atisbo insurreccional.
• Una nueva oposición que eche raíces profundas en el seno de los sectores populares.
• Una oposición que formule políticas claras respecto a:
o Defensa de las libertades consagradas en la Constitución.
o La defensa de la diversidad cultural lo cual establece el compromiso de respetar los derechos humanosincorporando los derechos de las personas pertenecientes a todas las minorías.
o Una política orientada a salvaguardar el ambiente.
o Reactivación del aparato productivo del país,estabilización económica y recuperación del salario de los trabajadores.
o Una política de expansión de las capacidades de los trabajadores
venezolanos.
o Recuperación de la actividad petrolera nacional y reformas de las leyes que contribuyan a tal objetivo.
• Contribuir al fortalecimiento y expansión de los sectores de la sociedad civil.
• Regularización/normalización de las relaciones internacionales del país.
La promoción de un amplio acuerdo en estas materias y otras que puedan incorporarse deben servir para la edificación de una oposición fundada en ideas y planteamientos que buscan el provenir de los venezolanos. Una oposición revanchista y vacua de ideas solo conduce a un rifirrafe de argumentos circulares.