diciembre3 , 2024

    Los retos del nuevo Japón: un «nuevo capitalismo», más mujeres en política y contundencia frente a China

    Relacionado

    Compartir

    Entre los 20 miembros del gabinete nombrado por el nuevo ‘premier’, Fumio Kishida, sólo había tres ministras

    Mari Yasuda lo tenía claro al ser preguntada hace un par de días por la enorme brecha de género en la política japonesa. «Es como si los hombres se convirtieran en parlamentarios por derecho de nacimiento», decía Yasuda, que disputaba un escaño en el Parlamento nipón para el progresista Partido Constitucional Democrático de Japón.

    De los 1.051 políticos que competían en las elecciones generales del domingo por 465 escaños en la cámara baja, sólo había 186 mujeres. En el último informe sobre la brecha de género global del Foro Económico Mundial, Japón ocupa el puesto 147 de 156 en cuanto al empoderamiento político de las mujeres. Hablamos de un país en el que hasta la última ley aprobada para promover la paridad de género en estos comicios fue propuesta por un ex ministro para que tuviera más recorrido. Y ni siquiera tuvo éxito.

    «Recibo correos donde me acusan de acostarme con hombres poderosos para ascender en política. A pesar de las señales de que los votantes son más progresistas que muchos de sus representantes, la política del país ha sido inmune al cambio», relataba Yasuda.

    Antes de que se convocaran las elecciones y se disolviera la cámara baja, sólo el 9.9% de los legisladores eran mujeres. El pasado 4 de octubre, cuando el primer ministro Fumio Kishida nombró a su gobierno, entre los 20 miembros del gabinete sólo había tres ministras.

    Hacer hueco a más mujeres en la alta política japonesa es uno de los mensajes lanzados por Kishida, que continuará al mando de la tercera economía mundial tras la victoria del Partido Liberal Democrático (PLD). Aunque la prioridad en su agenda es lanzar un «nuevo capitalismo», un golpe de efecto como lo fueron las famosas ‘Abenomics’ de Shinzo Abe.

    Bajo ese eslogan, Kishida pretende «lograr un círculo beneficioso de crecimiento y redistribución, la necesidad de que tanto el sector público como el privado desempeñen un papel para lograr tales objetivos». Entre los planes del líder está también reiniciar las plantas de energía nuclear en un país aún asustado por el desastre de Fukushima.

    Otro foco fundamental para el futuro de Japón será su papel como potencia en el Pacífico. En las pocas semanas que Kishida lleva al mando, quien fuera ministro de Relaciones Exteriores con Abe ha continuado la fuerte alianza con Estados Unidos que le dejaron sus predecesores. La semana pasada, por ejemplo, un grupo de ataque de portaaviones estadounidense realizó ejercicios conjuntos con un destructor de helicópteros japonés en el Mar de China Meridional, días después de que China y Rusia concluyeran los simulacros en la región.

    Las disputas con China serán las que marcarán la política exterior del gobierno nipón. Continuar con el tradicional perfil bajo o imitar la agresividad dialéctica de Washington hacia Pekín, ese es el dilema. El Mar de China Oriental lleva años siendo un foco de conflicto entre ambos países. Sobre todo, por unas islas rocosas y deshabitadas llamadas Senkaku, que están a 1.900 kilómetros al suroeste de Tokio.

    Controladas por Japón, Pekín, que las bautizó como Islas Diaoyu, las empezó a reclamar en los años 90 tras descubrir que las islas tenían reservas potenciales de petróleo y gas natural. A menudo, Tokio dice que los barcos pesqueros chinos invaden sus aguas, obligando a la guardia costera japonesa a bloquearlos. También ha denunciado que los aviones de guerra del Ejército Popular de Liberación de China han sobrevolado la zona en disputa. «El entorno de seguridad en Japón se está volviendo más difícil. Debemos contrarrestar a China reforzando la guardia costera y mejorando la coordinación con el ejército», dijo Kishida en unas declaraciones recientes.

    Durante la campaña electoral, la diplomacia y la seguridad nacional han sido un tema clave, con el PLD pidiendo un aumento en el gasto de defensa del 2% del PIB, una desviación de la inversión actual del 1%. «El partido gobernante pretende una cooperación más sólida con Australia, India, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, la UE y Taiwan para promover la política libre y abierta del Indo-Pacífico, con la alianza Japón y Estados Unidos como piedra angular de la diplomacia del país», apunta el profesor y analista político Yoichi Shimada.

    En un mundo que cada vez tira más hacia Asia como futuro -o inminente, según a qué experto se pregunte- epicentro político, económico y bélico, Japón es una pieza fundamental del tablero. Fumio Kishida continuará a manos del timón para tratar de reactivar la economía con su «nuevo capitalismo», cumplir los compromisos ambientales y fortalecer el frente con EEUU. Será una política llevada por hombres mayores. Porque las mujeres seguirán en un segundo plano.

    spot_img