mayo18 , 2024

    ¿Qué hay detrás del anuncio de Jorge Rodríguez sobre la posibilidad de nombrar un nuevo CNE?. El Editorial de El Político

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    El lunes pasado, el presidente de la Asamblea Nacional, diputado Jorge Rodríguez, anunció en rueda de prensa la posibilidad de nombrar un nuevo Consejo Nacional Electoral. Rodríguez argumentó que en las “rondas de conversaciones que el presidente Nicolás Maduro emprendió con distintos sectores de la oposición, apareció el planteamiento de la conformación de un nuevo CNE”, por lo que la “Asamblea Nacional va a considerar serenamente y atentamente, estas propuestas de la oposición”.

    Con este anuncio, el gobierno pone en la oposición la solicitud del nombramiento de un nuevo CNE.

    ¿Es esta iniciativa una propuesta de la oposición?

    En distintas consultas se confirma que hay factores de la oposición sumados a esa propuesta. Pero también se descubre que el tema habría sido puesto en la mesa hace 4 meses por Jorge Rodríguez en los preparativos de la negociación en México al coordinador de la Plataforma Unitaria, Gerardo Blyde, como un acuerdo político para la renovación total del CNE.

    Más tarde, en la reunión realizada en Miraflores con la representación de la Alianza Democrática, Nicolás Maduro habría hecho directamente la propuesta: aceptada por Bernabé Gutierrez (AD), Juan Carlos Alvarado (COPEI) y Javier Bertucci (El Cambio); y rechazada por Timoteo Zambrano (Cambiemos) y Luis Augusto Romero (Avanzada Progresista), quienes plantearon su inconveniencia, una vez que el actual CNE surgió de la AN como parte del proceso de reinstitucionalización reconocido por actores internacionales como la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos.


    El tema volvería a ser tocado en la reunión sostenida entre el mandatario nacional y la directiva del partido Fuerza Vecinal, de quienes no se tiene claro cuál fue su posición al respecto.


    En tanto, en el encuentro de Maduro con el partido Alianza del Lápiz, se asegura que el tema no apareció.

    Se encendieron las alarmas

    Distintos factores de la oposición y sociedad civil han manifestado la inconveniencia de renovar nuevamente el poder electoral, abriendo el debate sobre el fondo de la propuesta y a quién beneficiaría. Lo cual ha mostrado la ausencia de consenso en la oposición sobre la pertinencia de la cesación del CNE actual y dejaría ver que la iniciativa surge del Gobierno más no de la oposición.

    ¿Por qué y para qué renovar el Consejo Nacional Electoral luego de los avances alcanzados?

    Todo parece indicar que el Gobierno no estaría conforme con la actuación de sus rectores; en especial, del presidente del órgano, Pedro Calzadilla, quien no habría tenido hasta el momento el desempeño político esperado por Maduro luego de la salida de Tania D’Amelio, quien fungía de operadora política del gobierno en el CNE y cuya vacante no se ha ocupado, evidenciando la intención gubernamental de paralizar cualquier activación del CNE.


    Situación a la que habría que sumar el desempeño de los rectores Enrique Márquez y Roberto Picón que ha incomodado a la dirección política del partido de gobierno y al Ejecutivo, dada la intensa actividad de relaciones de Márquez y la acuciosidad técnica y reglamentaria de Picón.

    ¿Cuál sería el interés real del gobierno para cambiar el actual CNE?

    La estabilidad institucional generada luego de las elecciones de noviembre de 2021, en especial el evento de Barinas, no parece ser bien vista por el Gobierno.


    Esta insatisfacción ha abierto la discusión interna en el PSUV sobre el riesgo de una participación masiva en las presidenciales del 2024, que pondría en peligro su continuidad en el poder pese a la posible dispersión opositora.


    Al parecer la decisión política está tomada y el Gobierno buscará reemplazar por completo la directiva del actual CNE con actores políticos de posiciones más duras, como Iris Varela o Pedro Carreño y por parte de la oposición con personajes de menor peso como Luis Emilio Rondón (hijo). Todo esto con el fin de generar dudas y controversias en sectores opositores para desestimular el voto y alejar el riesgo de la participación ciudadana masiva.


    Pero la decisión no es sencilla, pues tiene varios escollos legales, de no poca monta, que no podrá resolver salvo con arbitrariedad, como la imposibilidad de remover legalmente a varios rectores de acuerdo con lo establecido en el artículo 30 de la Ley Orgánica del Poder Electoral.

    Lecciones aprendidas

    El resultado político e institucional alcanzado tras las elecciones de noviembre de 2021, trajo de nuevo a parte importante de la dirigencia opositora a la ruta electoral con triunfos importantes. Cabe destacar que las opciones distintas al partido de gobierno (sumadas) sacaron mayor votación que el PSUV. Liderados por independientes, líderes disidentes de la Unidad y seguidos por la tarjeta de la manito.


    Hay que resaltar, además, que de haber logrado acuerdos entre los actores de la oposición se habría alcanzado la cifra récord de 19 gobernaciones. Aún divididos, la oposición alcanzó la mayor cantidad de alcaldías en 23 años, lo cual deja claro el temor del gobierno.


    Si la oposición se mantiene en la vía electoral y supera los inconvenientes que el gobierno intenta colocar en la ruta al 2024, luce bastante probable el cambio político.


    El primer obstáculo parece ser la intención de volver a un CNE repelente como el de los días de Tibisay Lucena, conjugado con la propensión de un vasto sector opositor a inclinarse a la abstención frente a cualquier trapo rojo agitado por el Gobierno.


    La voluntad de cambio en la ciudadanía se mantiene intacta, fortalecida por la inestabilidad económica y las recientes movilizaciones sociales de los sectores laborales públicos, extendidas por todos los rincones del país. Circunstancia que abre la posibilidad del surgimiento de una candidatura presidencial con verdadera opción de triunfo que encarne el enorme descontento en el país a pesar de la fractura opositora.

    ¿Sorteará la oposición los obstáculos y se mantendrá en la ruta pacífica, electoral, democrática y constitucional para aprovechar la inmensa oportunidad que tiene por delante?

    Ningún cambio en el CNE ni cualquier otra provocación oficial debería impedir la participación en el 2024.


    El Gobierno saca su fuerza de la debilidad exhibida por la fractura de la dirigencia opositora, pero le teme a una oposición que está en la vasta mayoría ciudadana.


    ¡Amanecerá y veremos! La oportunidad es clara.

    @elpoliticove

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