La UE envia a su más alto representante militar a Sarajevo para expresar su apoyo a la integridad del país
El teniente general Claudio Graziano, presidente del Comité Militar de la UE, visitó oficialmente Bosnia la semana pasada para dejar claro que Bruselas no toleraría ningún movimiento que conduzca a la desintegración de este complicado país. El máximo funcionario militar de la UE quería expresar su apoyo a las fuerzas armadas bosnias unificadas, después de que el líder de la parte serbia de Bosnia, Milorad Dodik, amenazara con retirar sus hombres para formar un ejército exclusivamente serbio como primer paso para la desintegración del país.
La visita del general italiano se produce poco después de que el Alto Representante de la comunidad internacional en Bosnia, Christian Schmidt, enviase a Naciones Unidas un informe que ha publicado la prensa británica, en el que alerta de que si se produce la escisión del ejército sería necesario reforzar las misiones de paz que aún están allí y que de todos modos representaría la «mayor amenaza» para la supervivencia del país.
La parálisis de las instituciones dura desde hace tres meses por el boicot serbio que se inició utilizando como pretexto que el Alto Representante aceptó las enmiendas al código penal que incluyen la prohibición de negar que los serbios cometieran actos de genocidio contra los bosnios durante la guerra.
Fuerzas armadas conjuntas
La existencia, al menos teórica, de unas fuerzas armadas conjuntas que incorporan componentes serbios, croatas y bosnios después de que estas comunidades estuvieran en guerra unas contra otras en la década de 1990, se consideraba como el mayor logro los acuerdos de paz de Dayton de 1995 que dividieron a Bosnia en dos regiones altamente autónomas, la República Serbia y la Federación de croatas y bosnios, ambas unidas a través de un gobierno central débil que ha necesitado el apoyo de la UE y de EE.UU. para ser medianamente funcional. Sin embargo, el actual líder de los serbios de Bosnia, Milorad Dodik, apoyado por Rusia, amenaza con declarar que sus soldados solo pertenecen a la llamada República Srpska, que es la región unicamente poblada por serbios.
Por ello fue muy significativo que el funcionario militar de más alto rango de la UE viajase a Sarajevo para decir que era portador de «un mensaje de los 27» en apoyo de las instituciones bosnias. Lo dijo al lado del general bosnio Senad Masovic, jefe del cuartel general conjunto que a su vez recordó que según la ley de Defensa, las fuerzas armadas federales son la única organización militar legal y legítima en todo el territorio de Bosnia, por lo que «cualquier otra cosa será considerada una organización paramilitar», lo que significa que sería perseguida como tal. La UE y la OTAN tienen todavía misiones de paz en Bosnia, teóricamente con carácter casi simbólico, aunque el símbolo más evidente de que las cosas no funcionan bien es que no han podido ser replegadas porque no ha desaparecido la amenaza de que el conflicto rebrote. En su primer informe a la ONU, Schmidt, afirma que si los separatistas serbios llevan a cabo su amenaza de formar su propio ejército se necesitarán más fuerzas internacionales de paz y advirtió que Bosnia se enfrentaba a «la mayor amenaza a su propia existencia del período de posguerra». Ahora el Consejo de Seguridad de la ONU debe renovar el mandato de esas misiones de paz, pero Rusia amenaza con vetarlo. Christian Schmidt se había dirigido al parlamento bosnio con ocasión de esta crisis política para decir que es «inaceptable deshacer los logros de los últimos 26 años» y que la destrucción unilateral de las instituciones estatales sería un «revés muy serio» para la mera existencia de Bosnia como país.