Juan Guaidó y el gobierno interino dejarán de liderar en unos días el desafío contra el madurismo tras perder una votación trascendental durante la sesión extraordinaria celebrada, vía zoom, en la Asamblea Nacional (AN) 2015.
El bloque conformado por el llamado G-3 opositor derrotó a quienes apoyaban a Guaidó, también presidente de la AN elegida en 2015, al sumar 72 votos a favor de la eliminación de la presidencia encargada frente a 23, que proponían su prórroga durante 2023. Sólo hubo nueve abstenciones.
Se trata de la primera discusión del proyecto de reforma del Estatuto de la Transición, que será ratificado en una posterior votación, durante la cual los vencedores pretenden detallar cómo será el funcionamiento de la nueva arquitectura que sustituye a Guaidó.
El resultado pone punto final a cuatro años al frente de la presidencia encargada de Venezuela en el mayor desafío que ha sufrido la revolución bolivariana y que abre una nueva ventana para que Nicolás Maduro profundice en su estrategia de reconocimiento internacional.
Una vía alternativa, que proponía declararse en sesión permanente hasta alcanzar un acuerdo de unidad, tampoco fue aceptada por la nueva mayoría.
«Un salto al vacío sin garantías«, alertó Guaidó sobre la propuesta que deberá ratificarse antes del 5 de enero. En ella se contempla la desaparición no sólo de la figura de Guaidó, también del gobierno interino, pero no así de la AN, que apostará por una nueva arquitectura para mantener el pulso contra el madurismo.
«Ha llegado el momento de rectificar, no podemos perpetuar en una sola figura (Guaidó) a los poderes ejecutivo y parlamentario. No podemos convertir al gobierno interino en el fin de nuestra lucha, que permitía las interlocuciones internacionales, hoy cada vez menores», destacó el diputado de PJ Alfonso Marquina, en referencia al avance continental de la marea roja (presidentes izquierdistas y populistas) y a las críticas en el interior de Venezuela.
«Hemos fracasado en nuestro esfuerzo para sacar al usurpador Maduro. Es obligante lograr ahora un gran acuerdo nacional«, añadió Juan Pablo Guanipa, otro de los dirigentes de PJ pero que además ha oficiado, junto a Guaidó, como vicepresidente en la AN.
LOS CRÍTICOS
Ismael García, quien militó con la revolución en los primeros años de Hugo Chávez. «Esto que está pasando me da vergüenza. El gobierno interino ha servido para que entre otras cosas haya países que no reconozcan a Maduro. Tenemos que responderle al país, no a los lechuguinos de la política. Le estamos entregando a Maduro la cabeza de Guaidó», protestó García en su intervención por zoom, como todas las demás.
Guaidó conservó los apoyos de Voluntad Popular (VP) y de varios diputados de grupos más pequeños, que también se abstuvieron ya que apoyaban la tercera vía, que buscaba una entente cordiale a cualquier precio. «No podemos ser nosotros los que abramos la puerta para que Maduro se haga con los recursos congelados en el extranjero«, se quejó el diputado Sergio Vergara, de VP.
En la nueva arquitectura pactada por el G-3 cobra especial importancia la constitución de una Comisión del Gasto y de la Protección de los activos congelados en Estados Unidos y Europa, que no estará conformada ni por diputados ni por políticos. Este grupo de expertos deberá sustituir al gobierno interino en lo que seguramente es su mayor éxito, lo que abre distintos interrogantes, porque los jueces asumían que Guaidó era el presidente interino en los litigios que se llevaban a cabo en distintos países.
Por ejemplo, las autoridades del Banco de Inglaterra mantienen bajo protección más de mil millones de dólares en lingotes de oro de las reservas internacionales de Venezuela porque el Tribunal Superior del Reino Unido desconoció a Nicolás Maduro como presidente en continuidad a la política de los gobiernos de Londres.
Junto a esta comisión de expertos también cobrarán importancia las juntas ad hoc del Banco Central de Venezuela (BCV) y de Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
El bloque que ha forzado el fin del gobierno encargado está liderado por Primero Justicia (PJ, centro derecha), Acción Democrática (AD) y Un Nuevo Tiempo (UNT), ambos miembros de la Internacional Socialista. Y como portavoz más crítico han contado con Henrique Capriles, quien aspira a ser de nuevo candidato presidencial tras las primarias del año que viene.
EM