Mientras el gobierno busca el control de toda la actividad financiera, la oposición extremista apuesta a generar una crisis mayor en la economía.
Octavio Guerrero
Al país le ha tocado vivir una cayapa. Por un lado, un gobierno que no logra darle solución a los problemas y, por el otro, una oposición radicalizada dispuesta a quebrar el país con tal de tomar el poder. Gobierno y oposición, desde posiciones distintas, coinciden en hacer del escenario económico su principal campo de batalla.
Ciertamente que desde la intervención de Banesco que se produjo por el supuesto manejo irregular de las remesas que venían del exterior, a la apertura de cuentas corrientes y de ahorro en los bancos nacionales en moneda extranjera anunciada recientemente por el Presidente Maduro, hay cambios significativos. Pero… aún cuando pareciera superado el control cambiario como doctrina, en el equipo económico de Maduro hay quienes desconfían de las regulaciones que el propio mercado pueda ejercer sobre la moneda norteamericana. El dólar se impuso por la vía de los hechos y, si a la verdad vamos, al gobierno no le quedó otro camino que reconocerlo.
Igual hay que reconocer que todavía permanecen obstáculos difíciles de superar y que dificultan la reactivación económica. Todos estos anuncios como la pronta reaparición de las tarjetas de crédito, un nuevo impuesto a las transacciones en dólares, no suponen que el ejecutivo asumió darle a los bancos el respaldo necesario para que se restablezca el crédito que es vital para la salud de la economía.
LA EXPANSIÓN DE LA BANCA OFICIAL
Si recordamos la crisis financiera ocurrida en el gobierno de Hugo Chávez en 2009, podemos ubicar que la intervención de los bancos Confederados, BanPro, Bolívar Bank, Canarias, Banco Real, Central y Baninvest generó a la larga el surgimiento de una poderosa banca oficial.
La revolución bolivariana no estatizó la banca como era la prédica habitual de la izquierda socialista en aquellos días. En el pasado, la banca privada recibía depósitos del Estado para el pago de proyectos, personal, funcionamiento de los entes públicos, etc. Eso cambió en el gobierno de Hugo Chávez cuando como política oficial se decidió que la mayoría de esos fondos fueran concentrados en la banca gubernamental. Hoy, el Banco de Venezuela es una de las principales entidades bancarias del país.
Si hacemos una revisión del sistema financiero nacional actual, encontraremos que muy poca gente paga en bolívares. Como consecuencia de la desaparición del efectivo, las tarjetas de crédito y débito han caído en desuso. Igualmente el crédito se ha reducido a su mínima expresión. Esta situación afecta negativamente al negocio bancario. Por si eso fuera poco, el Encaje Legal se ha convertido en un limitante que afecta negativamente la efectividad de toda la actividad bancaria siendo los usuarios los más afectados.
De acuerdo con la resolución No. 21-01-01 BCV, los bancos comerciales deben tener un encaje legal mínimo del 85% del monto total de las obligaciones netas en moneda nacional. Aun cuando los economistas del gobierno saben que los depósitos que deben hacer los bancos al BCV son los más altos del mundo, no se hace ningún tipo de corrección que contribuya a la reactivación del sistema bancario.
La semana pasada Maduro se reunió con la banca privada y se comentó que el encaje legal podría bajar a un 60%. El promedio mundial, es de un 15% cuando mucho. Supuestamente el alto encaje legal tenía que ver con la práctica muy usual de los venezolanos de pedir créditos bancarios para comprar dólares. Ya esos tiempos pasaron y continúan las mismas restricciones. Los bancos que no cumplen con el porcentaje exigido reciben multas que pueden llegar a seis cifras en moneda americana.
LA ECONOMÍA CERCADA
Así como el gobierno tiene bajo la lupa el sistema financiero, igualmente la oposición extremista tiene a los bancos en la mira. Como el gobierno interino no manda en lo interno, su manera de incidir en lo económico es generando desconfianza.
Después de tres años de la autoproclamación de Juan Guaidó, el resultado del ¨Cese de la Usurpación¨ ha sido un fracaso. Eso no quiere decir que la oposición extremista no haya obtenido ningún logro en todo este tiempo. Según lo declaró Leopoldo López, la coalición que apoyó a Guaidó llegó a tener más países que la alianza que derrotó a los alemanes en la segunda guerra mundial. Tener a la Unión Europea y a los Norteamericanos a su lado ha sido el soporte fundamental del interinato. Aunque la votación en la ONU de 16 votos a 193 a favor del reconocimiento al gobierno de Maduro sugiere que esa coalición no ha podido expandirse, sí le ha infringido un daño considerable al estado venezolano.
El supuesto éxito más notable de Guaidó fue conseguir que sus aliados congelaran los bienes del Estado venezolano en el extranjero que se calculan en el orden de los 10 mil millones de dólares. Igual ocurre con las sanciones. En un principio estaban destinadas a figuras claves del ejecutivo pero, en lo concreto, su efecto ha terminado por perjudicar toda la actividad económica del país.
Ese fue un daño premeditado. Los Estados Unidos y los países de Europa que respaldan al gobierno interino obstaculizan cualquier movimiento de divisas. Ninguna de las tarjetas de crédito venezolanas son aceptadas en el exterior.
En lo que se refiere al sector empresarial la situación ha sido más letal. Mercancías, repuestos, pagos, créditos, todo se ha vuelto una dificultad y como muchos negocios requieren de sistema bancario para sus movimientos, las empresas sufren a diario el efecto de las sanciones. Varios bancos tenían filiales en el extranjero han tenido que cerrarlas por las trabas que le han sido impuestas para su operación.
Mientras el sector oficial se mueve por los medios tradicionales la oposición extremista utiliza las redes para desatar todo tipo de campañas de desprestigio contra quienes considera cómplices del gobierno. Desde twitter, whatsapp o facebook se dispara contra el sistema financiero transmitiendo información falsa sobre su estabilidad. Se culpa a la banca del retraso producido por los efectos del Encaje Legal para generar molestias entre los usuarios. Se publican mensajes por portales e influencers reconocidos sugiriendo la pronta intervención o medidas de cierre contra entidades financieras de comprobada solidez. Igual transmiten a diario abundante información contra banqueros y empresarios que a la larga resultan mentiras.
Está guerra que tiene en el medio a la banca no solo genera dificultades operativas, debilita la salud del sistema financiero nacional y produce desconfianza sobre su estabilidad. El liderazgo tiene la obligación de disipar tanta inseguridad que no ayuda en nada a la economía del país.