noviembre22 , 2024

    La Ley para la Protección de los Activos de la República en el exterior dejó MUDa a la oposición. “Calladito no te ves más bonito” por Kico Bautista

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    Esta nueva Ley no debería sorprender a nadie. Se veía venir. Lo que llama la atención es el silencio del universo opositor frente a su aparición. Entendemos, no es fácil fijar posición sobre el tema de la corrupción cuando te salpica. Es como un puercoespín, el asunto esta lleno de púas por todas partes.

    En twitter apareció un texto que me llamó poderosamente la atención y que tiene que ver con la política. Es una reflexión que le hace el Libertador Simón Bolívar al general Rafael Urdaneta en el año 1829: “Por no entendernos con Santander todo lo hemos perdido”.

    A un año de su muerte, enfermo y acorralado, Bolívar le escribe a Urdaneta para indicarle cómo debería ejecutarse la disolución de La Gran Colombia. Ya el hombre sabía que no había otros escenarios.

    En esa misma carta es que se produce esta frase que tanto conmueve, que igual sirve para definir la naturaleza humana del Libertador. Ocurre en un momento doloroso. El sueño de Bolívar, su obra más trascendente, una nación libre y fuerte, la unidad latinoamericana, estaba llegando a su final al igual que su vida. Aún así, el Padre de la Patria reconoció su error.

    Historia de una pasión

    La gran Gran Colombia nace en el Congreso de Angostura en 1819. Dos años después, en Cúcuta, Simón Bolívar es designado su presidente y Francisco de Paula Santander su vicepresidente.

    Como no había terminado la guerra, Bolívar sale en campaña y deja encargado del gobierno al general Santander. Demostración inequívoca de que le tenía una gran confianza.

    En abril de 1926, estalla en Valencia La Cosiata. Santander le pide a Bolívar que intervenga y le ponga reparo a la intentona separatista y así ocurre, sólo que El Libertador le da razón a Páez y lo ratifica como comandante en jefe de Venezuela.

    Ni el Centauro del Llano, ni el general Juan José Flores, al mando del Ecuador, querían para nada al general colombiano. Al parecer el desafecto era recíproco. Santander los veía como militares de poca monta y ellos lo percibían como un leguleyo.

    Páez y Flores tenían tiempo intrigando contra Presidente encargado y viceversa. A su regreso a Bogotá en 1927, Bolívar asume la Presidencia de la Gran Colombia y acaba con la figura de la vicepresidencia.

    En 1928 se produce la Conspiración Septembrina, el atentado contra la vida del Libertador en Bogotá. Santander es apresado y, aún cuando le correspondía la pena de muerte por su responsabilidad en los hechos, Bolívar le perdona la vida y lo condena al exilio.

    La otra historia

    En estos 24 años de confrontación se han presentado numerosas oportunidades para lograr un acuerdo entre el gobierno y la oposición y así resolver sus diferencias a punta se votos. Ni los noruegos, el Centro Carter o el mismísimo Vaticano pudieron ayudarnos a conseguir tan añorado objetivo.

    Si de establecer culpas se trata, se puede afirmar que ambos factores se turnaron en ponerle obstáculos a las negociaciones. Después del 11 de abril del 2002, la oposición y el gobierno se vieron a sí mismos como enemigos irreconciliables y no habido manera ni forma de cambiar esa irreductible percepción hasta el día de hoy.

    En la relación también ha prevalecido la política como juego, como escenarios y estrategias para mantener o desplazar al otro del poder. Eso, a los que no lo han vivido, les cuesta mucho entenderlo.

    Era obvio que una ley como esta, podía aparecer en cualquier momento. Era como extraño que las denuncias sobre corrupción vinieran casi que exclusivamente de personajes como José Luis Pirela, Humberto Calderon Berti, Patricia Poleo o Eric Ondorroa, de voceros de la oposición y no del oficialismo.

    Aún cuando, en un momento, se nombró hasta una comisión de la Asamblea Nacional para investigar lo ocurrido en Monómeros dirigida por el diputados José Brito, el asunto no pasó de un mero saludo a la bandera.

    Escuché una versión según la cual el día en que se presentó finalmente el informe, se fue la luz en el parlamento y la intervención de Brito sólo fue escuchada por los presentes en el hemiciclo y nada más. No fue trasmitida por ningún lado.

    El momento justo

    Estaba claro que el tema estaba en espera de su turno al bate. El episodio de PDVSA y los no sé cuántos detenidos por corrupción, le vinieron al gobierno como anillo al dedo.

    Tenía lógica que así fuera. Mientras el gobierno actuaba con mano dura frente a los suyos, los partidos que respaldaron al Interinato nunca asumieron tocar el tema y oportunidades tuvieron a montón. La fracción del 16 junio en la AN 2015 se cansó de pedir explicaciones sobre los dineros en custodia  y sus extraños manejos.

    A lo mejor se pensó que la geopolítica era el escenario ideal para canjear los recursos retenidos por condiciones electorales o la liberación de cierto número de presos. Lo que si se vio claro fue que mucho de los recursos que entraron al Interinato se manejaron para sostener los partidos, sus estructuras y los planes de la resistencia.

    Del lado del gobierno, especulando,  también se pudo ver el tema de los activos en el exterior como un punto débil en la posición de sus adversarios y no como una fortaleza. Un recurso para presionar  por debajo la mesa en las conversaciones, como una amenaza para incidir en los implicados en corrupción y así forzarlos a ceder en sus peticiones.

    Pero, como el diálogo siempre ha sido visto como un cambalache, se fue pasando el tiempo y ahora no hay mucho para donde correr. El ejecutivo decidió hacer su jugada y hay mucho temor hacia lo que pueda ocurrir, de allí el silencio. Sobre todo hacia lo que pudiera pasarle a las negociaciones con los Americanos y a las candidaturas de Rosales y Capriles.

    Jugada por bandas

    En varias entrevistas Leopoldo López afirmó que el éxito más importante de Interinato fue haber logrado quitarle al gobierno los activos del país en el exterior. Era una jugada clave dentro de la estrategia que se elaboró para debilitar a Maduro y producir su salida del poder.

    Era parte fundamental del plan donde estaban las sanciones, la amenaza de invasión, la presión interna para que se produjera un alzamiento militar, el aislamiento internacional del gobierno y etc. Sin embargo, al no conseguirse el logro de los objetivos planteados, las denuncias de corrupción convirtieron el supuesto éxito de la media en todo un boomerang.

    La derrota de esa política no solo sirvió para atornillar a Maduro en Miraflores, también se convirtió en una gran factura por cobrar. Al intentar tumbar el gobierno y no lograrlo, era de esperar una respuesta de igual calibre. Como dice el dicho, si te montas en un ring de boxeo, se trata de dar y recibir. El otro también juega.

    Si se piensa con cierta objetividad se pude observar que el deterioro del liderazgo tradicional de la oposición comenzó a evidenciarse después que aparecieron las primeras denuncias de corrupción en el manejo de la ayuda humanitaria, Monómeros y Citgo.

    Ética desechable

    A la crisis del país se le sumó un problema de principios, de valores muy complejo. La oposición tradicional terminó por hacer lo mismo que se le criticaba al gobierno. Perdió progresivamente el referente ético.

    Esta crisis moral, junto a las enormes espectativa que no se cumplieron con la puesta en escena del Interinato, es parte del descrédito de los políticos. Pesa tanto como la imposibilidad del gobierno de ponerle fin a la asfixiante situación económica. Son dos patas de una misma mesa.

    Mientras Trump salió del poder, Maduro sigue allí y una vez más vuelve a demostrar una enorme habilidad para la política, por un rato largo más que sus adversarios. Eso aparece hasta en las encuestas.

    El gobierno a un año y medio para las elecciones del 2024 realiza una jugada que pone a la oposición tradicional en 3 y 2. Es de suponer que a la hora de pensar en este diseño, el conocimiento del adversario, la evaluación de lo que suelen ser sus repuestas, tuvo un peso determinante.

    Guerra avisada, No mata soldado

    Es tan predecible todo, que nada de extraño tendría que el radicalismo vuelva a llamar a la abstención cuando se aplique la Ley. Que se insista en los argumentos requete usados de siempre. Volver a pregonar de que se trata de una dictadura, de un “régimen” que persigue a la disidencia. En que el dinero se retuvo para evitar que se lo robara el oficialismo como declaró Yon Goicochea desde Miami el año pasado.

    Si ese es el camino, esa oposición  solo estará demostrando que no ha aprendido nada en todos estos años. Si no participan en las elecciones del 2024, no solo le estarán haciendo un favor a Maduro, también estarán repitiendo el mismo error de las presidenciales del 2018.

    Es posible que queden fuera de juego si no se articula una respuesta novedosa, una declaración que sorprenda. Lo Mínimo es no morder los anzuelos que aparecerán por todas lados. Lo que se sabe va a argumentar el oficialismo en su diseño y en sus comunicaciones.

    Prohibido decir algo parecido a “con mis corruptos no te metas”. Hay que deslindarse de los bandidos vengan de donde vengan. De lo contrario, lo más probable, es que surja una oposición diferente que no tenga  rabo de paja ni complejos de culpa. Un liderazgo más transparente y preocupado por la gente. Como suele decirse: “en política los vacíos no tardan en llenarse”.

    Giros

    La política es el ejercicio de inteligencia más trascendente del ser humano. Cuando Bolívar le dijo a Urdaneta… ”debimos entendernos con Santander” nos estaba dando una clase de humanidad, de la honestidad de su liderazgo.

    La salida a esta encrucijada en que el gobierno va a meter a estos sectores de la oposición que durante 24 años no han hecho otra cosa que repetir el mismo error, no puede ser más del “yo no fui” característico de Guaidó

    Pase lo que pase no se pude volver abandonar la ruta electoral. Ese es aprendizaje mínimo. Igual debe plantearse una ruta distinta que impida se cierren las negociaciones, se tranque el diálogo con los Americanos y se apliquen más y más sanciones.

    Un liderazgo inteligente no haría lo que el adversario espera que haga. Al contrario, respondería con un plan mejor al que le están aplicando. En vez de unas primarias destinadas a partirse por el tema del CNE, se deberían barajar otras opciones inclusive sentarse a conversar con el gobierno.

    En vez de más división, ensayar otros caminos que expresen un cambio en la manera de hacer política. Sin exclusión, deberían ponerse de acuerdo con el resto de la segmentada y mal querida oposición. Pero, tales propuestas pueden ser sólo ficción, algo irreal. Quienes no han corregido ni una coma hasta ahora es casi imposible que hagan estos giros sin una reflexión honesta que estimule su imaginación.

    Total, igual todas estás reflexiones sirven como ejercicio para demostrar que se pueden hacer cosas distintas.

    La necesidad de la diferencia

    Bolívar y Santander tenían diferencias de fondo muy importantes. A decir de Manuel Caballero, el primero es el fundador del pensamiento conservador en America Latina y el segundo del liberalismo.

    Uno era centralista y el otro creía en el federalismo. Bolívar un militar y el líder colombiano un hombre de leyes. Santander un hombre de mirada corta, El Libertador de una visión trascendente. Diferencias tenemos todos y eso más que un limitación es parte de lo que somos como personas.

    La lucha por la independencia unió a toda una generación de patriotas que entendieron que esa causa noble, la libertad, estaba por encima de cualquier otro propósito. Este es un momento para darle continuidad a la lucha por mejores condiciones de vida de los venezolanos, por más democracia y para que aparezca un discurso que una a la nación y nos lleve a salir de tanta crisis.

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