La dieron en la calle, ninguno se quedó en casa. Mostraron su temple, su calidad humana, su creatividad. Su mensaje fue claro: ¡Queremos salarios decentes, vida digna y buenas condiciones para enseñar. Maduro, no nos rendiremos!
La masiva jornada de lucha de los educadores, en todo el país, este lunes 9 de enero, es un signo muy claro de la voluntad de cambio que habita en el magisterio venezolano.
Cogieron calle sin miedo. Desatendieron la enorme cantidad de mensajes intimidatorios provenientes de los jerarcas de las zonas educativas, que a través de distintos medios les hicieron llegar a los docentes del país.
Su tradición de lucha se ha restaurado con nuevos liderazgos y consignas que refrescan sus numerosos gremios que reivindican su historia como la principal, numerosa y más aguerrida vanguardia social del país.
A los docentes no se les ha aguado el ojo para ir a reclamar con voz firme y acciones corajudas sus derechos a ser tratados como lo establecen la Constitución y las leyes.
El año pasado lucharon y obtuvieron importantes triunfos reivindicativos que elevaron su moral de combate contra el régimen hambreador. Hoy los maestros han vuelto a la calle a repudiar, una vez más, las miserables condiciones de vida impuestas por Maduro y su régimen.
Los formadores de ciudadanos, creadores de conciencia, hacedores de nación que son nuestros maestros se han convertido en un tábano sobre el lomo de la bestia gubernamental exigiendo salarios y vida digna.
El país adormecido en el letargo de una existencia mediocre determinada por la imposición autoritaria y hamponil debe despertar para acompañar sus luchas.
Las angustias y desvelos de los maestros son las mismas que abaten a todo el pueblo venezolano. Compartirlas, respaldando su justa pelea, es un compromiso que deben asumir el resto de los sectores laborales y las grandes masas populares en su conjunto.
El hambre y la falta de servicios impuestos por la incapacidad y la mala intención de este régimen ladrón afectan a todos los venezolanos, que son la mayoría, los que no forman parte del asqueroso mundillo de los enchufados al régimen.
Se aproximan nuevos episodios que alcanzarán ribetes épicos en la brega magisterial, la protesta masiva de hoy es apenas el comienzo de la pendencia contra el régimen hambreador de Maduro. No dejemos solos a nuestros maestros. Están dictando una inmensa y magistral clase de la cual debe aprender todo el país.